Lloviendo y tú sin verme, pero dejo que las gotas se resbalen, que paseen como en un luto silencioso en esta tarde.
Las miramos desde aleros diferentes y ellas lloran transcurriendo en su desidia.
Me pregunto, si el dolor se capturase en un instante y la impotencia cristalizase en una gota de un segundo, si sabrías que en una lágrima mía estaría contenida toda la lluvia de este octubre.
Te doy mi calor, mi ternura y este olor a mojado que envuelve mi calle, para que cuando mires la lluvia, recuerdes que las gotas de lluvia no duelen, porque las encerré en una lágrima y ya no tienen salida.
13 octubre, 2016 at 10:16 pm
Otoño… para que cuando mires la lluvia, recuerdes que las gotas de lluvia no duelen
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