Esta noche gime lenta
porque mis costas azules están desiertas,
porque los navíos navegan hacia rumbos tardíos e inciertos
y el reloj se cansó de latir a destiempo.
Y te espero en esta urgencia maldita que se aferra a mi ropa sedienta,
en estos ojos de brillos de estrellas errantes que arrastran tu nombre,
en estos labios que buscan la sed vagabunda de tu lascivia.
Es tarde, lo sé, y me lastima,
cada segundo, la huérfana espera que late en tu ausencia.
Me derrumbo en tu sueño, sucumbo, no duermo, y tú duermes.
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