LA LLUVIA
(Imagen de Cris Parejaa)
Llueve.
Sí, ya sé lo que vas a pensar;
me dirás que es un lugar común.
¿Y qué? ¿Acaso no buscan bañarse bajo el sol todos los veranos?
No me entiendas,
solo déjame decirte
que recurro a su pálido abrazo de agua.
Y me estruja, me exprime.
Entiéndelo o no,
pero la reclamo.
No vaya a ser que mañana
no sienta que me des-plomo.
Sí, así como lo lees;
he de quitarme
esta carga pesada que llevo.
Que caiga al lodo.
Que se convierta en polvo.
Que me cierre los ojos.
Que me bese con rabia de lobo.
Déjame que me llueva
tu nombre constante,
que fraccionen, las gotas de agua, el instante confuso.
Y después, cuando arribe la calma,
que se cierre el recuerdo con verjas,
que se calce la tarde tacones
y la lluvia se dé media vuelta.
7 julio, 2017 at 6:39 am
La lluvia, la noche, el viento, la caída del sol, el cantar de los pájaros, el silencio de una mirada sostenida. Todos ellos son maravillas naturales que nos rodean en un diario vivir, y que (sin notarlo) nos transportan a otro estado de ánimo. A veces nos eleva, a veces nos destruye contra el piso. Pero siempre están ahí para recordarnos que estamos vivos. En buenahora que aquí le ofrezcas tu refugio, poeta. Gracias por compartir. Un gusto leerte. Abrazo grande
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7 julio, 2017 at 7:27 am
Gracias, José, por tu fidelidad a mi poesía. Un abrazo enorme hasta Argentina.
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7 julio, 2017 at 11:32 am
«No me entiendas,
solo déjame decirte
que recurro a su pálido abrazo de agua.
(…)
Déjame me me llueva
tu nombre constante»
Delicioso.
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7 julio, 2017 at 11:36 am
Gracias. ¿No vas mañana a la noche poética de Almagro?
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7 julio, 2017 at 11:52 am
Me pilla fuera de Ciudad Real…
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