En corro, vestidas de blanco,
llamas plañideras ondean
el luto del leño de encina,
que noble y robusto reposa
encima de grises despojos
de harina de fuego y de brasas.
Las pavesas son los recuerdos
huidizos que emigran del fuego.

Miro el leño arder que susurra:
ni brasas ni serás ceniza,
acaso una débil pavesa,
la minúscula nota negra
que en el papel hambriento grita
y relampaguea presencia.