Me encantan los sombreros y, no sé por qué, hoy me levanté con rima.
ESTELA DE CARBONILLA
Bajo el sombrero de fieltro,
tan negro como un sombraje,
guarda mi frente dos versos,
versos que no son de nadie.
Ni mis dedos los sujetan
ni el cabello que es del aire
ni mis labios los pronuncian
por si se enteran las calles.
Versos con sabor a moras,
de esas que me recogías
y mordías en mis labios
con la fiebre en las pupilas.
Hoy, una canción me late,
un ritmo, la sangre rima,
quiere asomarse y cantarte
lo que esconde mi sonrisa.
Mejor me lo guardo dentro
de mi frente ensombrecida,
bajo el ala del sombrero,
estela de carbonilla.
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