Nos perdimos, aún no sé ni en qué momento ni por qué motivo, pero ya arribó mi resistencia a su destino.

Me rindo, claudico, me retiro, a pesar de que sé que seguirán mis nenúfares enraizados en el fondo de aquel lago; hundidos en el fango, aunque a la superficie afloren sus húmedos azules y rosados pétalos como si nada los hubiera arañado.