GARDENIA

Suerte ser mujer.

Es fácil esperar
consciente de que el germen que albergas,
en un futuro cierto estrenará la belleza de su frágil inocencia.

Qué difícil aguardar, como un padre,
que se abra el cáliz a la distancia ajena e impaciente de sus ojos.

Dar tiempo al rito sagrado:
cómo se despereza, tierna y misteriosa, la gardenia entre sus velos;
exhalar la fragancia oriental que adormece el hallazgo.

De pistilo a mujer nos entendemos.

Ch. B.