(imagen de Cris Parejaa)
Te propongo algo:
Que dejes a la tarde,
la violácea estela
de tus ojos vencidos.
Regálasela al viento.
¿Para qué la queremos?
Mira más allá,
detrás de las horas de mármol,
tras el hielo fundido.
Y verás que hay un lago de calma,
un camino de tréboles rojos
que alfombran el campo.
Entrégame esos versos desconchados,
tus manos rotas,
las lágrimas que bordas
en la almohada…
que yo te tejo un firmamento
de silencios insomnes
y te acerco
los soldados de mis manos.
Necesito dejar de ver
marea baja
en el lienzo de tus ojos.
28 mayo, 2017 at 8:14 pm
Entrégame esos versos desconchados,
tus manos rotas,
las lágrimas que bordas
en la almohada…
Delicioso.
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28 mayo, 2017 at 8:15 pm
Gracias, justo. Tú mirando la realidad y yo dándole un giro. Un abrazo «entrañable»
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28 mayo, 2017 at 8:16 pm
Perdón: Justo
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28 mayo, 2017 at 8:24 pm
justo me suena igual de bien.
Me gusta más el mundo que tú ves que el que yo veo. Lo que pasa es que yo veo este que escribo. Por eso me encanta contrastarlo con el tuyo.
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30 mayo, 2017 at 12:09 pm
Acepto, bello poema
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30 mayo, 2017 at 12:11 pm
Muchas gracias y bienvenido.
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9 julio, 2017 at 9:36 pm
Definitivamente… cuando las cosas se hacen bien… el mundo gira en torno de…
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