(​imagen de Cris Parejaa)

Te propongo algo:

Que dejes a la tarde,

la violácea estela

de tus ojos vencidos.

Regálasela al viento.

¿Para qué la queremos?
Mira más allá,

detrás de las horas de mármol,

tras el hielo fundido.

Y verás que hay un lago de calma,

un camino de tréboles rojos

que alfombran el campo.
Entrégame esos versos desconchados, 

tus manos rotas,

las lágrimas que bordas

en la almohada…

que yo te tejo un firmamento

de silencios insomnes

y te acerco

los soldados de mis manos.
Necesito dejar de ver

marea baja

en el lienzo de tus ojos.